Por estarte peinando, pelucos de ratón,
entraron en mi casa robaron el mesón.
Robaron el mesón, la sal con el salero,
la taza y el puchero, la cama y el jergón,
la tu camisa nueva y el mío camisón.
Desde que te fuiste, Pepi, el huerto no se ha regado,
la hierbabuena no crece y el perejil se ha secado.
Era de nogal, era de nogal el santo.
Era de nogal, por eso pesaba tanto el animal.
Mi marido está muy malo, yo estoy a su cabecera
con el rosario en la mano, pidiendo a Dios que se muera.
Quédate con Dios, paluco del aguardiente.
Quédate con Dios, que mañana vengo a verte y adiós.
"Mª Luisa Haro"
Recogido por Aura Tazón.
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