Para empezar a cantar,
la primera digo viva,
cómo la menea el aire,
la flor de la siempreviva.
Y a la segunda cantando,
bien quisiera que mis voces
llegaran donde mi amante
para ver si la conoce.
Para ver si la conoce
y le sirve de alegría,
que me dicen que está triste
y a todas horas del día.
Otra vez vuelvo a cantar
con bastante cobardía,
que son muchos a mirar
la poca presencia mía.
"Luisa Rebolledo"
Recogido por Jesús García Preciado.
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